viernes, 20 de enero de 2012

Un baile lúdico, trasformador y marketiano

Esta navidad me topé con este “alegre” vídeo…. Los marines (Royal Australian Navy) bailando al son de la música de “Barbara Steisand”.

El vídeo muestra un clima de “alegría” (quizá es una forma de huir de la realidad), compenetrados, confianza entre los compañeros y con mucho cariño… ¡que más de una equipo de trabajo quisiera! Pero… ¿Imagináis esto en una empresa industrial -o no- estructurada y “seria”? ¿Qué imagen estaríamos dando al exterior de cómo somos como corporación?

Varias semanas después, durante uno de mis paseos sistemáticos por YouTube me topé con otro vídeo, en teoría lo mismo que el anterior. Pero, en esta ocasión, me ha dejado reflexiva.

Como se puede leer en la explicación del vídeo, se trata de un evento corporativo. Los 36 trabajadores de la compañía - los jefes, no jefes, directores y no directores - han conseguido “imitar” al grupo japonés "Genki Sudo" y sin ser profesionales, han conseguido este impresionante resultado.

En esta ocasión, además de la música, coordinación, belleza colectiva... no solo han sido capaces de ir más allá de lo laboral en crear una cohesión emocional, sino que han logrado un resultado casi rozando la perfección, teniendo en cuenta que no son profesionales de la danza.

Parecen gozar de ello, de haber disfrutado de sus procesos de aprendizaje… y sobre todo, parecen pertenecer a una organización excelente, o al menos eso es lo que me trasmite el vídeo al varlo. Desde luego, muy opuesto al primer vídeo de la Marina.

Y me pregunto… ¿Qué pasaría si en mi empresa consiguiera hacer esto? (realmente, esto sí que ni lo imagino en sueños)… no solo habríamos creado un ambiente que siempre hemos deseado (equipo de personas unido, alegres trabajando en un clima de ‘felicidad’) sino que estaríamos trasmitiendo tanto hacia dentro –trabajadores- como hacia fuera –los clientes- nuestra capacidad de coordinación y sobre todo, de entender la excelencia más allá del trabajo bien hecho. Lo meramente lúdico, se convierte en algo serio e incluso marketiniano.

De modo que… ¿Cómo ir más allá con las actividades corporativas habituales no quedándose solo en el fomento del espíritu de equipo? ¿Qué actividades lúdicas podemos desarrollar dentro de la organización para la sensibilización en temas considerados históricamente no lúdicos (Excelencia, Seguridad…)? ¿Podemos utilizarlo como un producto marketiniano?

Por el momento, creo que voy a apuntarme a una academia de baile… por si aca :_D . A
quí os dejo el vídeo 'corporativo' (adivina quien es ;-D... solución, abajo ) y del grupo original. ¡Disfrutad!



.

Es Google :-)



miércoles, 11 de enero de 2012

Antropólogo y Arquitecto de Experiencias para Packaging

Hoy voy a tratar otro de los temas que me apasionan: El Packaging.

Me gustaría destacar el ingenio de los japoneses en cuanto al diseño de Packaging se refiere. Una muestra de ello es este vídeo donde se explica el envoltorio de Onigiri (una bola de arroz, generalmente rellena de algas, verduras o carne). Para evitar que el alga NORI coja humedad, hay que envolverla justo antes de consumir. Es decir, cuando se abre el paquete.

Sencillo y práctico. Y ¿por qué será que en Youtube están colgadas muchos vídeos de este envoltorio? ¿Qué es lo que llama la atención a la gente?...


Puedo asegurar que este vídeo es una muestra de cómo en cada producto nippón, al tema del Packaging se le da un “mimo” especial. Realmente forma parte de la experiencia del cliente. Es posible que en ocasiones, quizá abusen de excesivos envoltorios en contra del concepto ECO. Eso sí, siempre buscando la comodidad de uso, la facilidad de llegar al producto: en un plis-plas.

Ahora, pasemos al otro extremo. Creo que la importancia de Packaging hoy en día no la discute nadie. Parece que todos innovan en este aspecto, pero hay muchos diseños “originales” y/o aparentemente prácticos... que no lo son en realidad. Creen estar innovando, pero no. Aquí algunos ejemplos:



  • Tarrina de leche o de nata para el café. ¿Por qué tenemos que tener mucho cuidado a la hora de abrirla para que no nos salpique? ¿Por qué no la hacen como el botecito con forma de pez, donde está salsa de soja, pero con forma de vaca?



  • Café molido. ¿Por qué pone ‘abre fácil’ si solo se refiere al envoltorio externo? Para lo de dentro, seguimos usando tijeras (al menos yo y los que conozco).



  • Papel AL/Trasparente. ¿Por qué se tiene que usar una pegatina tan potente para asegurar que no se desenrosque en el trasporte estando ya dentro de una caja hecha a su medida? ¿No es suficiente con una gotita de pegamento?



  • Caja de cereales. ¿Por qué tengo que tener habilidad para abrirla siguiendo los cortes si queremos cerrarla luego con la pestañita de la misma caja? ¿Hace falta la caja? ¿No es suficiente con una bolsa “cool” con cierre hermético?



  • Envoltorio de CD de música. Me resulta imposible encontrar una zona por donde introducir la uña y arrancar (a gusto) el plástico.


Toda esa reflexión… ha sido como consecuencia de la lectura de "Las 10 Caras de la Innovación" de Tom Kelley - Jonathan Littman y de mi experiencia de esta semana. Dejadme que lo cuente :-) .

Esta semana viajaba rumbo a Alemania en avión. Desde aquellos bocadillos frios con pan duro, de hace un año a esta parte, parece que el I+D culinario está dando su fruto. Porque en esta ocasión, nos sirvieron en una caja bien bonita, “Weisswurst” calentito advirtiendo con un delicado texto “Content is hot!”. “Qué detalle!...” – Pensé y abrí la caja sin esperar a la bebida.

Constaba de 6 bolitas de salchichas blancas más un pan calentito tipo ‘Bretzel’. ¡Buenísima pinta!
Bonito diseño, calentito con un olor apetitoso y encima, ¡una apertura fácil!. Empezaba muy bien.... hasta que... ¿Donde hay un palillo o algo para pinchar? ¿Hay que comerlo con los dedos?

Miré los 6 laterales de la caja. Pero … ningún rastro de un posible utensilio.

Antes de pedir a la azafata... pasé al plan B. Observar a los demás. Algunos estaban esperando que llegara la bebida sin abrir la caja y otros como yo... observando atentamente e ingeniando cómo coger la comida. Hasta que vi a una mujer con un palito.

¿De dónde ha salido? Yo estaba segura de que estaría en el interior de la caja.
Tuve que rebuscar entre las 6 bolas. Y… ¡ahí estaba! En una esquina pegada como si estuviera jugando al escondite... Conseguí cogerlo, pero acto seguido a limpiarme mis dedos grasientas (igual me hubiera manchado menos, si hubiera comido con los dedos).

Al levantar la cabeza con cara de victoria, me di cuenta de que las dos personas que estaban junto a mí, observaban lo que hacía y acto seguido, también les vi el dedo entre las bolas (suena un poco mal... pero es que fue así).

En fin.... esas salchichas, que estaban rellenas de mostaza y el pan... me han sabido a gloria. Pero... ¿por qué no han pensado en pegar el palito a la caja? ¿Se habría caído? Si el proceso de producción del packaging no lo permitía, ¿por qué no hacer que la misma azafata lo reparta junto a la servilleta igual que cuando reparte el azúcar para el café? Así hubiera quedado perfecto.

Por favor, diseñadores de Packaging... practiquen la “Observación antropológica*” como dice
Tom Kelley en su libro de “Las 10 Caras de la Innovación” y vengan a observar a los usuarios finales en plena acción desenvolviendo el envoltorio. Y sobre todo… no piensen solo en la usabilidad… piensen en que el acto de abrir-cerrar también puede ser un momento de poder experimentar con la marca… es decir, debería ser parte del producto. De nuevo haciendo referencia al libro de Tom Kelley, un “Arquitecto de experiencias**” vendría de fábula.

¿Por qué no hacer que sea divertido, adictivo, hiper original?
¿Quién se atreve?
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* El capítulo del 'Antrólogo' comienza con la frase: "El verdadero descubrimiento no consiste en encontrar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos." - Marcel Proust.

** El capítulo del 'Arquitecto de Experiencias' comienza con la frase: "El VALOR AÑADIDO para casi cualquier compañía, diminuta o enorme, procede de la calidad de la experiencia proporcionada." - Tom Peters.