miércoles, 4 de septiembre de 2013

Jefe sabio vs Jefe maestro


Cuánta literatura y post sobre liderazgo, sobre la importancia de tener las competencias de un líder para ser un buen jefe (o responsable de llevar a un buen puerto a un equipo). Hay un montón. Hoy en día cualquiera puede hablar y opinar de ello.
Así que no voy a dar una lección magistral sobre el asunto en este post, pero sí voy a ser uno más de quienes se permiten opinar de ello :-). 
Personalmente creo que hay dos muy buenos jefes que todos querrían tener a lo largo de su carrera profesional y de su vida: Jefe-Sabio y Jefe-Maestro. Ambos tienen grandes dosis de liderazgo pero con un sutil matiz (siempre desde mi óptica, claro).
Jefe-Sabio es aquel que conoce muy bien la parte técnica o incluso posee un valioso conocimiento tácito. Sabe de todo, conoce las repuestas a todo, lo hace todo bien (o al menos, mejor que la media y claramente mejor que su colaborador), etc., aunque no por ello le falta humildad (no olvidemos que estamos hablando de un buen jefe con un perfil claro de líder). Aún pudiendo caer en la trampa de ser prepotente (porque sabe que sabe… y si no sabe, sabe que puede aprender), domina el arte de orientar a las personas necesitadas, sabe y desea asesorar con afán de servicio, ayudando a abrir nuevos caminos que aún no ha podido explorar por sí mismo, bien por falta de visión o por falta de conocimiento.

Luego está el Jefe-Maestro. Este jefe no sabe toda la parte técnica o no tiene el conocimiento necesario para la acción. Pero sí sabe mucho de las capacidades humanasque no hay límite alguno. Tener este tipo de jefe puede desorientar un poco al comienzo, porque aparentemente no te ayuda, no te saca de problemas, no te da soluciones… Sinceramente no porque no quiera, sino porque es consciente de que su conocimiento no necesariamente es el mejor, o al menos sabe y cree que tú tienes mejor capacidad que él para dar la solución al problema o el reto. El Jefe-Maestro cree francamente que su papel está en ayudar a encontrar y a pulir el talento de su colaborador.
¿Cuál es el resultado de tener uno u otro jefe?
Con el Jefe-Sabio aprendes más rápidamente. Pero todo el conocimiento que adquieres (o el fundamento del mismo) es el que te ha dado el jefe, de modo que terminas pensando como él, actuando como él. Este jefe no podrá enseñarte más de lo que sabe. Pero no por ello es mal jefe, ni mucho menos. Si tienes la suerte de tener un Jefe-Sabio, crecerás y aprenderás mucho, aunque eso sí, llegará un día en que necesitarás cambiar de jefe. Él te ha dado todo lo que sabe o necesitas saber.
Con el Jefe-Maestro, como he dicho antes, te irritarás a veces, porque no da respuesta a tus preguntas. Pero por el contrario, te ayuda y te anima a que tú encuentres tus propias respuestas… y aunque la respuesta que halle sea diferente (o peor) a la que habría dado el Jefe-Maestro… él lo celebrará, no por la respuesta obtenida sino por haber sido capaz de encontrarla. Y te animará a que la lleves a la acción, para así aprender a base de experiencia. Y si por casualidad, la respuesta a que uno llega es aún demasiado inmadura, lo dejará entrever con humor y positividad, invitando a seguir explorando y a pensar al respecto. El que tenga este tipo de jefe no querrá cambiar de jefe, porque experimentará un crecimiento continuo sin ser limitado por el conocimiento o destreza del jefe. Su intervención es mucho más en el terreno psicológico que en el de conocimiento técnico.
¿Puede un Jefe-Sabio ser un Jefe-Maestro y viceversa?

Creo que no. El Jefe-Sabio, que sabe (y sabe que sabe)… no puede no dar sugerencias y orientaciones prácticas para que su colaborador encuentre una respuesta más rápido y mejor, porque su mente racional en buscar una solución se activa… y necesita compartir lo que le viene a mente, no necesariamente como “la” solución, pero sí para que se tenga en cuenta. Por el contrario, ante un problema o reto que se presenta de un colaborador, la mente del Jefe-Maestro no se activa hacia la búsqueda de solución o la respuesta. Observa con interés (e intriga) cómo actuará su colaborador ante esta nueva situación. Así que no le pidas soluciones o respuestas concretas, porque sinceramente no las tiene.
Es cierto que hablamos mucho de la figura de Mentores y de Coaches, pero últimamente me gusta menos emplear dicha terminología porque está muy explotada y extendida. Parece una moda pasajera y está devaluando el verdadero valor, sobre todo de la figura de Coach: desde la idea de “aprender a ser coach” y “tengo el título de coach”… me parece que algo falla.

De todos modos, quiero dejar claro que la figura de Jefe-Maestro no es exactamente la de un Coach, puesto que el Jefe-Maestro tiene “capacidad de ver el talento oculto” y reta (o trabaja) para que salga a la luz, mientras que un Coach actúa más al margen.

Como referencia, cuando pienso en un Jefe-Sabio se me viene en mente un visionario, alguien como Steve Jobs… y si pienso en un Jefe-Maestro me viene a la mente el Buda, o como el mismo libro de Fernando Alberca hace mención, al mismísimo Yoda de Star Wars :-).
Pero ojo, creo que no es bueno tener a dos tipos de jefes al mismo tiempo. Lo ideal es disponer de ambos pero saber recurrir a uno u otro dependiendo de tu necesidad. Ser consciente de cuándo uno necesita tener una solución de manera inmediata (y la mejor posible) para la acción y cuándo hay margen de experimentación para dar espacio al crecimiento personal sería como ser el Jefe-Sabio y Jefe-Maestro de uno mismo. Y en eso creo que consiste el autoliderazgo :-) .

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