Cuánta literatura y post sobre liderazgo, sobre la importancia de tener las
competencias de un líder para ser un buen jefe (o responsable de llevar a un
buen puerto a un equipo). Hay un montón. Hoy en día cualquiera puede hablar y
opinar de ello.
Así que no voy a dar una lección magistral sobre el asunto en este post, pero
sí voy a ser uno más de quienes se permiten opinar de ello :-).
Personalmente creo que hay dos muy buenos jefes que todos querrían tener a
lo largo de su carrera profesional y de su vida: Jefe-Sabio y Jefe-Maestro.
Ambos tienen grandes dosis de liderazgo pero con un sutil matiz (siempre desde
mi óptica, claro).
Jefe-Sabio es aquel que conoce muy bien la parte técnica o incluso posee un
valioso conocimiento tácito. Sabe de todo, conoce las repuestas a todo, lo hace
todo bien (o al menos, mejor que la media y claramente mejor que su
colaborador), etc., aunque no por ello le falta humildad (no olvidemos que
estamos hablando de un buen jefe con un perfil claro de líder). Aún pudiendo
caer en la trampa de ser prepotente (porque sabe que sabe… y si no sabe, sabe
que puede aprender), domina el arte de orientar a las personas necesitadas,
sabe y desea asesorar con afán de servicio, ayudando a abrir nuevos caminos que
aún no ha podido explorar por sí mismo, bien por falta de visión o por falta de
conocimiento.
Luego está el Jefe-Maestro. Este jefe no sabe toda la parte técnica o no
tiene el conocimiento necesario para la acción. Pero sí sabe mucho de las capacidades
humanas… que no hay límite alguno. Tener este tipo de jefe puede desorientar un
poco al comienzo, porque aparentemente no te ayuda, no te saca de problemas, no
te da soluciones… Sinceramente no porque no quiera, sino porque es consciente
de que su conocimiento no necesariamente es el mejor, o al menos sabe y cree
que tú tienes mejor capacidad que él para dar la solución al problema o el
reto. El Jefe-Maestro cree francamente que su papel está en ayudar a encontrar
y a pulir el talento de su colaborador.
¿Cuál es el resultado de tener uno u otro jefe?
Con el Jefe-Sabio aprendes más rápidamente. Pero todo el conocimiento que
adquieres (o el fundamento del mismo) es el que te ha dado el jefe, de modo que
terminas pensando como él, actuando como él. Este jefe no podrá enseñarte más de
lo que sabe. Pero no por ello es mal jefe, ni mucho menos. Si tienes la suerte
de tener un Jefe-Sabio, crecerás y aprenderás mucho, aunque eso sí, llegará un
día en que necesitarás cambiar de jefe. Él te ha dado todo lo que sabe o
necesitas saber.
Con el Jefe-Maestro, como he dicho antes, te irritarás a veces, porque no
da respuesta a tus preguntas. Pero por el contrario, te ayuda y te anima a que
tú encuentres tus propias respuestas… y aunque la respuesta que halle sea
diferente (o peor) a la que habría dado el Jefe-Maestro… él lo celebrará, no
por la respuesta obtenida sino por haber sido capaz de encontrarla. Y te animará
a que la lleves a la acción, para así aprender a base de experiencia. Y si por
casualidad, la respuesta a que uno llega es aún demasiado inmadura, lo dejará
entrever con humor y positividad, invitando a seguir explorando y a pensar al respecto.
El que tenga este tipo de jefe no querrá cambiar de jefe, porque experimentará un
crecimiento continuo sin ser limitado por el conocimiento o destreza del jefe.
Su intervención es mucho más en el terreno psicológico que en el de
conocimiento técnico.
¿Puede un Jefe-Sabio ser un Jefe-Maestro y viceversa? Creo que no. El Jefe-Sabio, que sabe (y sabe que sabe)… no puede no dar sugerencias y orientaciones prácticas para que su colaborador encuentre una respuesta más rápido y mejor, porque su mente racional en buscar una solución se activa… y necesita compartir lo que le viene a mente, no necesariamente como “la” solución, pero sí para que se tenga en cuenta. Por el contrario, ante un problema o reto que se presenta de un colaborador, la mente del Jefe-Maestro no se activa hacia la búsqueda de solución o la respuesta. Observa con interés (e intriga) cómo actuará su colaborador ante esta nueva situación. Así que no le pidas soluciones o respuestas concretas, porque sinceramente no las tiene.
De todos modos, quiero dejar claro que la figura de Jefe-Maestro no es exactamente la de un Coach, puesto que el Jefe-Maestro tiene “capacidad de ver el talento oculto” y reta (o trabaja) para que salga a la luz, mientras que un Coach actúa más al margen.
Como referencia, cuando pienso en un Jefe-Sabio se me viene en mente un
visionario, alguien como Steve Jobs… y si pienso en un Jefe-Maestro me viene a
la mente el Buda, o como el mismo libro de Fernando Alberca hace mención, al
mismísimo Yoda de Star Wars :-).
Pero ojo, creo
que no es bueno tener a dos tipos de jefes al mismo tiempo. Lo ideal es
disponer de ambos pero saber recurrir a uno u otro dependiendo de tu necesidad.
Ser consciente de cuándo uno necesita tener una solución de manera inmediata (y
la mejor posible) para la acción y cuándo hay margen de experimentación para
dar espacio al crecimiento personal sería como ser el Jefe-Sabio y Jefe-Maestro
de uno mismo. Y en eso creo que consiste el autoliderazgo :-) .
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